Cuando pensamos en el hecho de que el tabaco afecta nuestra salud, la gran mayoría
de nosotros lo relacionamos únicamente con un daño irreparable en los pulmones. Sin
embargo, olvidamos los perjuicios que éste puede causar en nuestra salud oral. Y es que
nuestra boca es el primer receptor del humo que aspiramos cuando fumamos.
Inicialmente, nuestros dientes comienzan a mancharse gradualmente y esto sucede como
consecuencia de que la nicotina y el alquitrán se disuelven en la saliva penetrando en el
interior del diente y atravesando el esmalte hasta llegar a la dentina.
Las personas que utilizan prótesis dentales no sólo sufren manchas en los dientes, sino que
también son más propensas a acumular sarro y a desarrollar problemas en las encías.
El consumo de tabaco puede irritar el tejido de la encía ocasionando que ésta se retraiga,
dejando al descubierto la raíz del diente e incrementando el riesgo de caries dental.
También provoca lesiones en la mucosa oral e incrementa el riesgo de desarrollar cáncer
bucal, de garganta y de esófago.
Como si todo esto no fuera suficiente, fumar altera el estado normal de la flora microbiana
ocasionando mal aliento. Y todo ello sin contar los síntomas más comunes de las
enfermedades periodontales tales como el enrojecimiento de las encías, la movilidad de los
dientes y el aumento de la sensibilidad al frío o el calor.
Como resultado de todos los factores mencionados, el fumador que descuida su cuidado
bucal corre el riesgo de perder el doble de piezas dentales que las personas no
fumadoras.
Los cambios negativos en tu boca ocasionados por el tabaco comienzan a desarrollarse
desde el momento en que consumes el primer paquete de cigarrillos, por lo que si no estás
preparado para dejar de fumar debes prestar mucha atención a tu salud oral.
Es recomendable visitar a tu odontólogo al menos dos veces al año para una limpieza dental
completa y una revisión general, con el fin de detectar enfermedades periodontales y otras
condiciones causadas por el uso del cigarrillo.
Y asegúrate también de mantener un estricto régimen de cuidado bucal diario que incluya
un buen cepillado de dientes, el uso de hilo dental, enjuague bucal, y si es posible, un
limpiador para la lengua.
Recuerda que debido a que el fumador inhala humo con mucha frecuencia, es necesario
eliminar en cada una de las limpiezas bucales los componentes del humo, para ayudarle a
las encías a sobrellevar las consecuencias anteriormente detalladas.